18 de noviembre de 2006

Tarareo...

Como en un nido de golondrinas, lejos de los hombres, donde nada me puede pasar; así me siento hoy.
Estoy bien, aunque solo, estoy tranquilo, seguro; espero.
No tengo miedo de la maldad que veo en sus ojos, ni de la crueldad con la que se tratan, ni de la falsedad que ocultan, ni de los puñales que se lanzan. No tengo miedo de nada, de nada ni nadie, ni siquiera de mí, pues no me veo no me creo. Pero tengo miedo de caer, de que mi casa se rompa y de volver a tener que vivir entre extraños, extraños inocentes y, aún sin ellos saberlo, ignorantes; guiados por ineptos muy inteligentes.
Aún tengo esperanza, esperanza de que quede alguien como yo, que se de cuenta de todo, de lo que pasa: somos marionetas manejadas por los hilos del mercado y nos mueven hacia el fin, hacia la mas escabrosa oscuridad, donde nada importa, donde lo mas primordial es no perderse, no apartarse de la senda, de la senda de la cordura. Daos cuenta, abrid los ojos: Nos dirigen, nos controlan, nos manipulan, ¡¡¡DESPERTAD!!!, tenemos que vivir, tenemos que luchar, mas de nada va a servir. Todo esta perdido, la conciencia se ha fugado de las mentes mas enfermas y la niebla amenaza con ahogar el poco raciocinio que aún esta enhiesto.
La niebla esta subiendo, avanza impasible, y nadie se lo impide, nadie puede con ella. Pero yo soy el mayor cobarde estoy horrorizado si, pero no hago nada ni por detener a la niebla, ni por ayudar a otros a vivir, se que va ser por mi bien pero no me atrevo a salir. Aquí se esta tan bien que no me quiero ni mover, ni tan solo un ápice quiero que se mueva en mi pequeño cobijo.
Ya la niebla lo cubre todo, me daría igual si alguien ahora me arrancara los ojos pues me da lo mismo no ver, no se ve nada ni a un palmo de distancia; ahora comprendo a los ciegos, hoy es un buen día para ellos, todos somos iguales. Que falta nos habría hecho esa igualdad antes de todo esto.
Y ahora quiero morir, he vivido todo, antes y después de la transformación, he visto lo mejor y lo peor de esta tierra que un día nos regaló alguien que ahora conoceré.
Pero antes de morir quiero dejar un mensaje:
Siempre debéis tener esperanza, esa fuerza viva que nos empuja, todo pasa.

Recordad que la esperanza es lo penúltimo que se pierde, lo último es la vida.

Víctor


Y recuerda: Todo esto es mentira

1 comentario:

Chinxan dijo...

tio!!!que rayada...jejeje en fin cuentanos algo mas ameno..algo como tu forma de conducir(temeraria...jajaja)o deleitanos describiendo al padre de Marina(el hombre cámino) que por cierto le vi en bici por Yunquera, todo un atleta si señor...BUeno tio que esta muy bien tu pagina pero me gusta mas tu coche!!jejeje
un saludo y a seguir escribiendo!